Los tanques de almacenamiento son recipientes que se utilizan para guardar líquidos o gases a presión atmosférica o superior.
Estos tanques son esenciales para diversas industrias, como la química, la farmacéutica, la alimentaria, la petrolera, la agrícola, entre otras. Sin embargo, no todos los tanques son iguales, y su elección depende del tipo de sustancia que se desea almacenar.
Tipos de tanques según el material
Los tanques de almacenamiento pueden estar fabricados con diferentes materiales, como metal, plástico, fibra de vidrio, hormigón, etc. Cada material tiene sus propias propiedades físicas y químicas, que determinan su resistencia, durabilidad, flexibilidad, peso, costo, mantenimiento, etc. A continuación, describiremos los principales tipos de tanques según el material, y sus aplicaciones más comunes.
Tanques metálicos
Los tanques metálicos son los más utilizados en la industria, debido a su alta resistencia mecánica, su capacidad para soportar altas presiones y temperaturas, y su facilidad de fabricación y montaje.
Los tanques metálicos pueden ser de acero al carbono, acero inoxidable, aluminio, cobre, etc. Según su forma, pueden ser cilíndricos, esféricos, cónicos, etc.
Según su posición, pueden ser verticales, horizontales, inclinados, etc. Según su función, pueden ser de almacenamiento, de proceso, de mezcla, de separación, etc.
Los tanques metálicos son adecuados para almacenar sustancias que no sean corrosivas ni reactivas con el metal, como agua, aceites, combustibles, alcoholes, gases inertes, etc. Sin embargo, los tanques metálicos tienen algunas desventajas, como su alto peso, su alto costo, su susceptibilidad a la corrosión, su necesidad de pintura y revestimiento, y su dificultad de limpieza y desinfección.
Tanques plásticos
Los tanques plásticos son una alternativa más ligera, económica y resistente a la corrosión que los tanques metálicos.
Los tanques plásticos están hechos de polímeros sintéticos, como polietileno, polipropileno, policloruro de vinilo, poliestireno, etc. Estos polímeros tienen una estructura molecular que les confiere propiedades como flexibilidad, elasticidad, impermeabilidad, aislamiento térmico y eléctrico, etc.
Los tanques plásticos pueden tener diferentes formas, como cilíndricos, rectangulares, cúbicos, etc. También pueden tener diferentes capacidades, desde unos pocos litros hasta varios miles de metros cúbicos.
Los tanques plásticos son ideales para almacenar sustancias que sean corrosivas o reactivas con el metal, como ácidos, bases, sales, soluciones acuosas, etc.
También son aptos para almacenar agua potable, ya que no alteran su calidad ni su sabor.
Sin embargo, los tanques plásticos tienen algunas limitaciones, como su menor resistencia mecánica, su menor tolerancia a altas presiones y temperaturas, su mayor dilatación térmica, su mayor inflamabilidad, y su mayor degradación por la luz solar y el ozono.
Tanques de fibra de vidrio
Los tanques de fibra de vidrio son un tipo de tanques plásticos reforzados con fibras de vidrio, que les aportan mayor resistencia y rigidez.
Los tanques de fibra de vidrio se fabrican mediante un proceso de moldeo por contacto, que consiste en aplicar capas de resina y fibra de vidrio sobre un molde, hasta obtener el espesor y la forma deseados.
Los tanques de fibra de vidrio pueden tener diferentes formas, como cilíndricos, esféricos, prismáticos, etc.
También pueden tener diferentes capacidades, desde unos pocos litros hasta varios cientos de metros cúbicos.
Los tanques de fibra de vidrio son adecuados para almacenar sustancias que sean corrosivas o reactivas con el metal, como ácidos, bases, sales, soluciones acuosas, etc.
También son aptos para almacenar agua potable, ya que no alteran su calidad ni su sabor.
Además, los tanques de fibra de vidrio tienen algunas ventajas sobre los tanques plásticos, como su mayor resistencia mecánica, su mayor tolerancia a altas presiones y temperaturas, su menor dilatación térmica, su menor inflamabilidad, y su menor degradación por la luz solar y el ozono.
Tanques de hormigón
Los tanques de hormigón son recipientes de gran tamaño y capacidad, que se construyen con hormigón armado, un material compuesto por cemento, arena, grava y barras de acero.
Los tanques de hormigón se fabrican mediante un proceso de colado en obra, que consiste en verter el hormigón sobre un encofrado, que le da la forma deseada.
Los tanques de hormigón pueden tener diferentes formas, como cilíndricos, prismáticos, esféricos, etc.
También pueden tener diferentes capacidades, desde unos pocos metros cúbicos hasta varios miles de metros cúbicos.
Los tanques de hormigón son adecuados para almacenar sustancias que no sean corrosivas ni reactivas con el hormigón, como agua, aceites, combustibles, gases inertes, etc.
También son aptos para almacenar agua potable, ya que no alteran su calidad ni su sabor.
Sin embargo, los tanques de hormigón tienen algunas desventajas, como su alto peso, su alto costo, su susceptibilidad a las grietas, su necesidad de impermeabilización y revestimiento, y su dificultad de limpieza y desinfección.
Tanques de polietileno de alta densidad: ventajas y aplicaciones
Entre los diferentes tipos de tanques plásticos, los tanques de polietileno de alta densidad (PEAD) se destacan por sus múltiples beneficios para el almacenamiento de sustancias químicas y agua.
El polietileno de alta densidad es un polímero termoplástico, que se obtiene a partir de la polimerización del etileno, un hidrocarburo gaseoso.
El polietileno de alta densidad se caracteriza por tener una estructura molecular lineal y compacta, que le confiere propiedades como:
- Alta resistencia química: el polietileno de alta densidad es capaz de resistir la acción de una amplia gama de productos químicos, como ácidos, bases, sales, alcoholes, hidrocarburos, cloro, etc. Esto lo hace ideal para almacenar sustancias químicas que podrían dañar otros materiales, como metal, fibra de vidrio o hormigón.
- Alta resistencia mecánica: el polietileno de alta densidad tiene una alta resistencia al impacto, a la tracción, a la compresión, a la abrasión y a la perforación. Esto lo hace adecuado para almacenar sustancias que puedan generar presiones internas o externas, como gases, líquidos a alta temperatura, etc.
- Alta resistencia térmica: el polietileno de alta densidad tiene una alta resistencia al calor y al frío, y puede soportar temperaturas desde -50°C hasta +140°C. Esto lo hace apto para almacenar sustancias que puedan variar su temperatura, como agua caliente, agua helada, etc.
- Alta resistencia a la intemperie: el polietileno de alta densidad tiene una alta resistencia a la radiación ultravioleta, al ozono, a la humedad y a los agentes biológicos. Esto lo hace duradero y apto para almacenar sustancias en exteriores, sin necesidad de pintura ni revestimiento.
Aplicaciones de los tanques de polietileno de alta densidad en la industria
Los tanques de polietileno de alta densidad son muy versátiles y se pueden utilizar para almacenar una gran variedad de sustancias químicas y agua, tanto en interiores como en exteriores.
Algunas de las aplicaciones más comunes de estos tanques en la industria son:
- Almacenamiento de agua potable: los tanques de polietileno de alta densidad son ideales para almacenar agua potable, ya que no alteran su calidad ni su sabor, y son resistentes a la formación de algas, bacterias y hongos. Estos tanques se pueden utilizar para abastecer de agua a comunidades rurales, urbanas, industriales, agrícolas, etc.
- Almacenamiento de agua de lluvia: los tanques de polietileno de alta densidad son una excelente opción para almacenar agua de lluvia, que se puede aprovechar para fines domésticos, agrícolas, industriales, etc. Estos tanques son impermeables, resistentes a la intemperie, y pueden adaptarse a diferentes formas y tamaños de terreno.
- Almacenamiento de agua residual: los tanques de polietileno de alta densidad son adecuados para almacenar agua residual, que se genera por el uso doméstico, industrial, agrícola, etc. Estos tanques son resistentes a la corrosión, a la abrasión, y a los agentes químicos y biológicos presentes en el agua residual.
Estos tanques se pueden utilizar para tratar el agua residual mediante procesos físicos, químicos o biológicos, y reutilizarla o disponerla de forma segura.
- Almacenamiento de productos químicos: los tanques de polietileno de alta densidad son aptos para almacenar una amplia gama de productos químicos, como ácidos, bases, sales, alcoholes, hidrocarburos, cloro, etc. Estos tanques son resistentes a la acción de estos productos, y no los contaminan ni los degradan. Estos tanques se pueden utilizar para almacenar productos químicos para fines industriales, agrícolas, farmacéuticos, alimentarios, etc.
- Almacenamiento de gases: los tanques de polietileno de alta densidad son capaces de almacenar gases a presión atmosférica o superior, como oxígeno, nitrógeno, argón, helio, etc. Estos tanques son resistentes al impacto, a la tracción, y a la perforación, y pueden soportar las variaciones de presión y temperatura que se producen al almacenar gases. Estos tanques se pueden utilizar para almacenar gases para fines médicos, industriales, científicos, etc.
Estas son solo algunas de las aplicaciones de los tanques de polietileno de alta densidad en la industria, pero existen muchas más. Estos tanques son una solución eficiente, económica y ecológica para el almacenamiento de sustancias químicas y agua, que contribuyen al desarrollo sostenible y al cuidado del medio ambiente.