El agua dulce es un recurso vital para nosotros, pues la consumimos diariamente para mantenernos hidratados y para acompañar nuestros alimentos, sin embargo, los lugares de dónde la obtenemos no siempre están en las mejores condiciones, por lo que para un seguro consumo son necesarios algunos procesos que despojan a este vital líquido de microbios y otros elementos que pueden ser nocivos para nuestra salud; uno de ellos es la cloración del agua.
¿Beneficios de la cloración del agua?
Este proceso consiste básicamente en sumergir productos con cloro en el agua para matar a los elementos nocivos que habitan en ella.
Generalmente, pasados 30 minutos el agua se vuelve potable, y puede durar en esa condición horas o días, dependiendo del almacenamiento que se le otorgue.
Si bien su porcentaje de efectividad no es del 100%, es suficiente como para erradicar virus y gérmenes responsables de padecimientos como el cólera, la disentería, tifoidea, diarrea y similares.
Por su sencillez, este proceso es popular en casas y empresas desde hace ya muchos años, pues es barato, rápido y de resultados veloces.
También tiene mucha acción a nivel humanitario, en donde organizaciones utilizan la cloración para otorgarle agua potable a comunidades necesitadas, usando tanques para transporte o tanques de almacenamiento.
En el ámbito industrial se usa con frecuencia para evitar que el agua se contamine durante su traslado de las plantas de tratamiento al lugar en donde la obtendrá el usuario.
Como todo, la cloración tiene sus ventajas y desventajas, y en el segundo caso es importantísimo saber cuándo es posible que se use este método, pues cuando las condiciones del agua son bastante negativas (pensemos en aguas turbias, que carecen de transparencia) será necesario usar antes otros procesos para que el líquido sea apto para consumo.
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